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Descubre la verdadera esencia de la meditación cristiana

En la actualidad, la meditación es un tema muy discutido. Pero en ocasiones, resulta complicado comprender de forma precisa el significado de este concepto, el cual está presente en diversas corrientes (como la meditación de atención plena, la meditación oriental, la meditación cristiana, entre otras) y se practica con distintos propósitos (terapéuticos, filosóficos, espirituales, entre otros).

Caminos meditativos en la herencia cristiana

Este tipo de meditación cristiana se basa en las Escrituras y se llama lectio divina. Consiste en dejarse guiar por la Palabra a través de 4 etapas: lectio (lectura lenta de un texto), meditatio (tiempo de interiorización del texto y búsqueda de su significado profundo), oratio (tiempo de oración) y contemplatio (momento para mantener el corazón abierto a la presencia de Dios).

En el tiempo de oratio de la lectio divina, encontramos la oración silenciosa, que es una forma de oración en sí misma. Al igual que en la lectio divina, esta práctica nos lleva a adentrarnos en nuestro interior con la convicción de que Dios siempre está presente. Es el anhelo de encontrar y acercarse a Dios lo más posible.

Cuando pensamos en la adoración, generalmente nos referimos a la adoración eucarística, practicada por católicos y algunos anglicanos. Consiste en mirar a Cristo presente en la hostia y dejarnos mirar por Él en el ostensorio. En este momento, nos ponemos en la presencia de Jesús, quien nos ama y nos observa, y nos unimos a Él como miembros de su cuerpo.

La esencia de la práctica espiritual cristiana una guía a la meditación

El reconocido santo San Juan de la Cruz afirmaba que Dios era el foco del alma y que a través de la meditación podíamos mantener una conexión directa con Él. En este sentido, la meditación se convierte en un medio para establecer una relación con Dios y adentrarnos en nuestro propio ser.

A pesar de tener un propósito común de buscar la paz interior, la meditación cristiana y la meditación contemporánea difieren en sus objetivos. Mientras que la meditación moderna busca principalmente tranquilizar la mente y el cuerpo, la meditación cristiana tiene como fin alcanzar la presencia de Dios dentro de nosotros y estar en comunión con Él. Aunque como resultado también podamos experimentar una sensación de bienestar y calma, estos son efectos secundarios y no la meta final.

La meditación cristiana nos invita a mantener una relación genuina, íntima y profunda con el Señor. Como en toda relación verdadera, esta práctica nos transforma y nos permite tener un intercambio mutuo con Dios: le ofrecemos a Él y Él nos ofrece a nosotros. En este sentido, la meditación se convierte en una vía para estar en comunión con el centro de nuestro ser, que es Dios.

La Práctica de la Reflexión en la Fe Cristiana

La existencia de la meditación cristiana es innegable y se remonta a milenios atrás, cuando los primeros anacoretas eligieron una vida de completa devoción a Dios. Si abordamos este tema desde una perspectiva oriental, encontraremos diferencias notables ya que la meditación cristiana difiere de la que practican las religiones orientales, como se detalla a continuación. En lugar de centrarse en la introspección, la meditación cristiana busca activamente la conexión con la divinidad.

Antes de profundizar, conviene definir el concepto de meditación. La palabra proviene del latín "meditatio" y su etimología revela claras diferencias con respecto a la meditación oriental. El origen latino implica una reflexión o estudio enfocado en una idea, lo que sugiere una actividad más activa por parte del individuo que medita.

Contrastes entre la meditación cristiana y la oriental un análisis comparativo

¿Cuál es la diferencia fundamental entre la meditación cristiana y la de las religiones orientales?

En este artículo hemos explorado las diferencias entre la meditación cristiana y la de las religiones orientales. Aunque ambas prácticas tienen como objetivo la búsqueda de la espiritualidad y la conexión con lo divino, difieren en su enfoque y propósito.

La meditación cristiana se enfoca en el movimiento hacia Dios, mientras que la meditación oriental se dirige hacia uno mismo.

A través de la meditación cristiana, se busca acercarse a Dios y comprender Su voluntad. Es una práctica activa en la que se utiliza la meditatio para reflexionar y profundizar en la palabra de Dios. A diferencia de la meditación oriental, que busca aquietar la mente y el cuerpo para fundirse con lo divino, la meditación cristiana involucra la interacción con los pensamientos y emociones.

Además, en la meditación cristiana existe la idea de una separación entre Dios y la creación. Aunque se busca una conexión profunda con lo divino, siempre se considera que son dos entidades diferentes. Esto se ve reflejado en la guía del Espíritu Santo, quien actúa como una luz que ilumina y dirige a los cristianos en su búsqueda de la verdad.

En la meditación oriental, en cambio, no hay una distinción entre el sujeto y lo divino, se busca la unificación entre ambos.

En lugar de interactuar con los pensamientos, en la meditación oriental se busca alcanzar un estado de calma y vacío mental. Esta práctica se enfoca en unir al sujeto con lo divino a través de la meditación, fusionando al creador y al creado en una misma energía vital. Por lo tanto, en la meditación oriental no existe la idea de diálogo o separación entre Dios y la creación.

Mientras que la meditación cristiana es un camino activo hacia Dios y la verdad, la meditación oriental es una práctica introspectiva que busca la unión con lo divino a través del vacío mental.

Recomendaciones para iniciarse en la meditación

¿Quieres aprender a meditar de manera específica? A continuación, te presentamos algunos consejos a tener en cuenta. Es importante destacar que estos son solo consejos, no reglas, ya que cada relación es única y personal. Al igual que no hay una única forma de compartir tiempo con un amigo, tampoco hay una única forma de meditar.

La clave es estar presente y dispuesto a la presencia de Dios. No te angusties si a veces no lo logras, no es un problema ya que Él siempre estará ahí para nosotros.

Dios se encuentra en lo más profundo de nuestro corazón. Siempre está allí, listo para recibirnos y acogernos. A veces somos nosotros quienes no abrimos nuestro corazón hacia él.

El desarrollo de la meditación en la tradición cristiana

La meditación como acercamiento a la divinidad estaba ya ampliamente presente en la Biblia. Por ejemplo, cuando Jesús se retira para meditar y hablar a solas con Dios. No obstante, fue a partir del siglo III, con el surgimiento del anacoretismo, cuando la meditación establecida por Orígenes alcanzó su auge.

En la época de los anacoretas, personas que se retiraban en solitario a lugares apartados para vivir una vida contemplativa, la meditación tomó un papel central. Estos ermitaños se alejaban del mundo en la parte oriental del Imperio Romano, buscando una vida de mortificación y privación que les permitiera mantener un diálogo constante con Dios. Entre los primeros eremitas destacan figuras como San Antonio Abad y Pablo el Ermitaño, así como las mujeres devotas conocidas como las "madres del desierto", entre las que destaca María Egipcíaca.

Con el paso del tiempo, estos primeros ermitaños comenzaron a reunirse esporádicamente para rezar, aunque luego volvían a sus meditaciones. De esta forma, surgió lo que más tarde sería conocido como cenobitismo, o el origen de los monasterios que se multiplicaron en la Edad Media. En los centros monásticos, vivían comunidades de monjes o monjas, pero eso no cambió la esencia del monacato: escapar del mundo y buscar la unión con Dios.

Conclusiones

La meditación hindú, desde sus inicios, fue un medio para entender el cosmos y tenía similitudes con la meditatio cristiana, basada en textos sagrados. A su vez, las religiones orientales influyeron en el cristianismo primitivo y en los primeros anacoretas, quienes al igual que los ascetas hindúes practicaban el ayuno y la oración en soledad.

Con todo esto en mente, ¿qué conclusión podemos sacar? Pues bien, el cristianismo sí tiene una forma de meditación. Pero cabe destacar que, aunque comparten algunos aspectos, no es la misma que se encuentra en la tradición oriental, ya que sus objetivos y métodos son distintos.

Soy Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya, y actualmente estoy estudiando una especialización en Cultura e Historia Medieval. Además, soy autora de varios relatos cortos, artículos sobre historia y arte, y una novela histórica.

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